El nuevo curso académico ha empezado inmerso en una terrible crisis social y económica provocada por la pandemia del COVID-19.
El sector educativo es uno de los que más se están viendo afectados a todos los niveles: padres y madres, alumnado, profesorado y por supuesto los centros educativos, en especial los privados y concertados.
En estos centros se está produciendo una caída de ingresos (actividades extraescolares, comedores, autobús, matrículas) y un aumento de los gastos para adaptarse a las medidas de seguridad ante el virus.
Todo ello está produciendo que algunos centros educativos vean en riesgo su continuidad como proyecto empresarial educativo.
¿Cómo podemos saberlo? Porque tenemos una larga experiencia ayudando a proyectos educativos a transformarse en cooperativas de enseñanza (innovadoras y participativas)
Un buen número de cooperativas de enseñanza que en la actualidad funcionan con éxito son el resultado de una transformación empresarial motivada por una crisis empresarial.
Las cooperativas de enseñanza asumimos el desafío de transformar el mundo mediante la educación, conscientes de que prestamos un servicio público y de calidad que combina la gestión democrática y la innovación.
Promovemos la cooperación, convencidas de que el conocimiento compartido amplía y fortalece el bagaje cooperativo en beneficio de una escuela en la que todos aprendemos.
Ofrecemos al alumnado una atención individualizada, igualitaria, coeducativa, que fomenta la participación, la solidaridad y la cooperación.
Potenciamos proyectos educativos responsables con el entorno, fomentando el desarrollo comunitario y asumiendo los valores de la ecología, la sostenibilidad y la responsabilidad social compartida.
Ayudamos al alumnado a pensar, a emprender y a ser libres; a reconocer errores y valorar con prudencia los éxitos.
Las cooperativas somos un modelo abierto, eficaz y creativo, erigido a partir de una escuela que educa en virtudes para alcanzar unos valores.